El manual de comunicación asertiva comenta que las relaciones interpersonales pueden ser una importante fuente de satisfacción si existe una comunicación abierta y clara, pero si esta comunicación es confusa o agresiva, suele originar problemas. Poder comunicarse de manera abierta y clara es una habilidad que puede ser aprendida a través de un entrenamiento y uno de los componentes de esta comunicación es la asertividad. Esta se refiere a defender los derechos propios expresando lo que se cree, piensa y siente de manera directa, clara y en un momento oportuno.
Especialistas en asertividad enlistan algunas características de la persona asertiva, entre las cuales se encuentran:
- Ve y acepta la realidad
- Actúa y habla con base en hechos concretos y objetivos
- Toma decisiones por voluntad propia
- Acepta sus errores y aciertos
- Utiliza sus capacidades personales con gusto
- Es autoafirmativo, siendo al mismo tiempo gentil y considerado
- No es agresivo; está dispuesto a dirigir, así como a dejar que otros dirijan
- Puede madurar, desarrollarse y tener éxito, sin resentimiento
- Permite que otros maduren, se desarrollen y tengan éxito
- Pide lo que necesita, dice lo que piensa, y expresa lo que siente, con respeto.
Andrew Salter definió la asertividad como un rasgo de personalidad y pensó que algunas personas la poseían y otras no, exactamente igual que ocurre con la tacañería y la extroversión. La definieron como “la expresión de los derechos y sentimientos personales”, y hallaron que casi todo el mundo podía ser asertivo en algunas situaciones y absolutamente ineficaz en otras.
Por lo tanto la conducta asertiva se puede entrenar y de esta manera aumentar el número de situaciones en las que vamos a tener una respuesta asertiva y disminuir al máximo las respuestas que nos provoquen decaimiento u hostilidad.
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